Son muchos los factores que han de valorar
los Ayuntamientos cuando se plantean los procesos de reversión a la gestión
pública de servicios que se gestionaban por empresas privadas. Uno de los más
importantes y que crean mayor incertidumbre son los laborales.
“Siempre se ha de buscar una mayor eficiencia
económica, de calidad del servicio y de calidad del empleo de los trabajadores
que vayan a prestar el servicio recuperado para la gestión directa por la
propia Administración", puntualiza Carlos Luis Alfonso catedrático de
Derecho administrativo en la Universidad de Santiago de Compostela sobre los
procesos de remunicipalización en el libro: El
interés general y la excelencia de los servicios públicos.
En el tercer capítulo del libro se analizan los
problemas laborales esenciales que conlleva una remunicipalización, que básicamente se centran en dos: la posible
continuidad de los contratos de trabajo de los empleados del contratista o
concesionario privado y, en su caso, las condiciones de trabajo de estos
trabajadores si continúan en su empleo tras el proceso de remunicipalización.
En cualquier caso, el catedrático quiere
enfatizar que: “en cualquier remunicipalización
no se puede precarizar ni deteriorar la calidad del empleo, siempre se tendrá
que garantizar la estabilidad en el empleo y las condiciones de los
trabajadores, si la remunicipalización las va a empeorar deberían descartarla”.
Para María José Feijóo, profesora titular de
Derecho del Trabajo de la Universidad Autónoma de Barcelona y coeditora del
libro afirma “hay que dejar muy claro que cuando se produce la
remunicipalización de una empresa privada la consecuencia no es un trasvase
automático de contratado laboral a empleado público”. Por tanto, una de las
principales consecuencias es el impacto directo en los empleados de la empresa
contratista, quienes hasta esa fecha ostentan una vinculación jurídico
contractual laboral mediante contratos de trabajo privados de cualquier de las
tipologías posibles, mientras que los públicos son diferentes.
“Cuando
estamos hablando de una empresa contratista no los hacemos de una cantidad
menor. Las plantillas suelen ser numerosas y cuantitativamente importantes. Por
lo tanto, incertidumbre, sí, sobre los recursos humanos de esas empresas. Y eso
hay que explicarlo con pedagogía. Los sindicatos tienen que explicar a las
personas potencialmente afectadas estos efectos”, concluye la profesora.
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